Un crimen llamado educación es un polémico documental de Jürgen Klaric que trata de explicar el problema del enfoque educativo actual desde diversas aristas. Desde la situación de un gran número de docentes que viven frustrados por el pobre reconocimiento y la falta de apoyo por parte de los padres de familia y de la propia escuela, hasta la limitada apuesta por la reforma del modelo que muchas veces genera altos niveles de estrés en estudiantes y docentes.
Se analizan también los métodos de evaluación que miden solo el aspecto cognitivo de los estudiantes dejando de lado el interés por la emoción y la búsqueda de afectos como la base para generar procesos de enseñanza, la pobre orientación de aquello que se enseña con relación al contexto en el que se desenvuelve cada estudiante, el desarrollo de las competencias blandas o el rechazo a los sistemas de financiamiento educativo corruptos que encarecen la educación en algunos países de Latinoamérica.
Toda esta realidad contrastada con modelos educativos de distintas naciones, muchas de las cuáles han apostado por planes de mejora de su sistema educativo a largo plazo y que hoy contemplan progresos en la calidad de su propuesta, pero que, a su vez, enfrentan situaciones producto de su propia evolución, además de la mirada de agentes educativos con una visión progresista y un compromiso muy alto por el acto de “formar desde el cerebro” y priorizar la inteligencia emocional.